- Elementos políticos que se destacan del periodo posrevolucionario al 2000.
- Influencia de los mismos en la educación en esa etapa.
- Comparación con la educación actual y satisfacción de las Necesidades Básicas de la sociedad.
- Repercusión de los elementos políticos en el desarrollo económico, educativo y cultural.
- Orientación hacia los valores éticos y morales.
En el presente texto, trataré de manera general y breve la relación que guardan los elementos políticos con relación a la manera en que se concibe a la educación.
La educación, a pesar de ubicarnos a cien años aproximadamente del periodo arriba mencionado, sigue siendo tema de interés por las implicaciones que tiene en la construcción de la sociedad, por lo que desde tiempos que van mucho tiempo atrás, como los inicios del México independiente, ésta ha representado un “arma” política, mediante la cual quienes ostentan el poder promueven el ideal de ciudadano que requiere para “su proyecto de nación”, suponiendo claro que se beneficia a la misma o al menos es lo que dicen.
En dicho sentido, los constituyentes de 1917 redactaron el artículo 3° inspirado en los principios de justicia social donde se establece la educación gratuita, obligatoria y laica, que a la fecha son principios vigentes y por los cuales había lucha la Revolución Mexicana, y ahora serían ideales bajos los cuales se construiría el proyecto de nación. Hay que hacer notar que la educación laica sigue enmarcando desde la época Juarista un ideal político que supone arrancar de las manos del clero su injerencia en la formación del ser humano, así como la no intromisión del clero en asuntos de Estado. Por lo cual, en las aulas se promovería una visión de progreso basado en la ciencia.
Lo anterior tiene que ver con las ideas promovidas por el “callismo” que quedan como herencia al cardenismo: educación socialista, que hasta cierto punto toma un tinte antirreligioso. Así pues, la política cardenista centra su atención en el campo y sentar las bases de la industrialización, y es en este tenor que la educación lleva consigo la misma intención, es decir, a través de las escuelas rurales, donde ya no solo es importante saber leer y escribir sino actuar, y con actuar me refiero al desarrollo de la actividades productivas del campo, y por otra parte, se promueve una educación técnica que precisamente responda a la intención de industrializar al país.
La educación socialista de este país pudiera decirse que responde a las necesidades del pueblo (campo), desde la repartición de tierras o la formación de ejidos hasta promover en escuelas de educación normal diferentes actividades enfocadas al campo. Sin embargo, hoy día, que vivimos la era digital, donde los avances se dan a pasos vertiginosos la escuela no está respondiendo a estas necesidades, por ejemplo, los programas de estudio sugieren el manejo de las TIC´s, cuando hay zonas de México donde no hay acceso a ellas y ello debido a que no contamos con la infraestructura requerida, aun cuando se promueva el aprendizaje teórico se incrementa la brecha digital, estamos hablando de problemas de inequidad.
Por otra parte, durante el periodo de Ávila Camacho, la segunda guerra mundial cambió la visión, orientándola hacia la unidad nacional y una fraternidad internacional, su política educativa sugirió una educación tecnológica e insistía en desaparecer las desigualdades; más adelante cuando el país vislumbra progreso se promueven la creación de escuelas, plazas de maestros y la distribución de libros de texto gratuitos.
Cada sexenio, a pesar de formar parte del mismo partido, cada gobierno ha impreso su propio sello en la educación, desafortunadamente, parecer ser que cada nuevo gobierno da por sentado que la forma en que se desarrolla la educación está equivocada y requiere una reforma. Y a mí parecer, en los primeros años del México posrevolucionario parecía que las políticas educativas eran promovidas y/o propuestas de manera interna, como las medidas impulsadas por Vasconcelos, sin embargo, es notable que cuando Salinas de Gortari llega al poder pone sus ojos en el nuevo orden mundial: la globalización, y ello supone que la educación centre la atención en aspectos, tales como , la competitividad basada en los avances científicos y tecnológicos, y el uso de las nuevas tecnologías de la información.
Desde mi punto de vista, antaño había una instrucción y al egresar del grado al que haya habido oportunidad de hacerlo, era notable el dominio del conocimiento o el manejo de técnicas y oficios que la escuela dotaba y eran útiles al alumno, pero es de notar que existía el recurso para formarlo: el campo y más adelante las escuelas técnicas a quienes podían acceder, asimismo, había un “respeto” hacia el maestro, y lo entrecomillo, porque no estoy seguro si era respeto o miedo, debido a que era permito el uso de la vara y otros castigos similares a quien no estaba alcanzando los propósitos requeridos, solía decirse: “la letra con sangre entra”, e no me atrevería a afirmar que ello sea la razón del aprendizaje, pero al menos se contaba con la garantía de que el alumno se esforzaba y hoy día hay alumnos que se atreven a responder o faltar al respeto.
Sin duda alguna, el proyecto de nación de cada gobierno supone un cambio en la educación, sin embargo, hoy día aún cuando en teoría las políticas educativas están orientadas a mejorar la calidad de la educación, enfatizando el cambio curricular, organizacional, institucional y ofrecer un mayor acceso a la educación para que las nuevas generaciones hagan frente a las necesidades mundiales como lo es la implementación de la tecnología, no se satisfacen las necesidades básicas del ser humano.
En definitiva, cada periodo de la historia de México ha enmarcado el tipo de educación que se requiere, al menos, desde el punto de vista de quienes ostentan el poder, aunque ello no necesariamente repercuta en una satisfacción de las necesidades básicas social.